Inocentes
Cuando mengua la luna, cuando la febril oscuridad nos cubre con su noche infinita, cuando el silencio se acomoda entre las sabanas de la ciudad. Comienza nuestro recreo, te llevo serenata de versos envenenados con el elixir de de alguna botella, vos jugas al escondite con Cupido, que por error en la penumbra fusilo a tu razón, mientras te escondías tras la sombra del árbol de tu confusión, y así noche tras noche jugamos a hacerle cosquillas con una espina al corazón...
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